El mitin del 9 de marzo de 2025 en el Zócalo capitalino dejó una imagen reveladora sobre el estado de la política interna en Morena: la llegada de la presidenta Claudia Sheinbaum al presidium pasó prácticamente desapercibida por los líderes de su propio partido, quienes estaban absortos en una fotografía con Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador y secretario de Organización de Morena. Un gesto aparentemente trivial que, en el contexto del partido oficialista, refleja mucho más que un simple descuido: una lucha interna de poder que amenaza con desestabilizar su gobierno.
El nuevo eje de poder: Sectores sindicales, liderazgos locales y fragmentación territorial de Morena
Desde su llegada al poder, Claudia Sheinbaum enfrenta un reto mayor al que muchos anticipaban: la principal lucha no es contra la oposición tradicional, sino dentro de su propio partido. Morena, el movimiento que se construyó en torno a la figura carismática y dominante de López Obrador, enfrenta ahora una etapa de reacomodo y fracturas internas. Las imágenes del mitin en el Zócalo sugieren que la lealtad de los altos cuadros del partido se encuentra dividida entre la actual presidenta y la influencia persistente del exmandatario y su círculo cercano, en el que su hijo, «Andy» López Beltrán, juega un papel cada vez más visible.
Los gobernadores han asumido un rol clave en esta disputa. Mandatarios como Evelyn Salgado (Guerrero), Rubén Rocha Moya (Sinaloa) y Américo Villarreal (Tamaulipas) han mostrado respaldo a Sheinbaum, mientras que Martí Batres (CDMX), Rutilio Escandón (Chiapas) y Alfredo Ramírez Bedolla (Michoacán) han optado por mantener una postura de cautela, buscando preservar su influencia sin romper del todo con el obradorismo.
A nivel municipal y estatal, las dirigencias de Morena juegan un papel clave en la configuración del poder territorial del partido. Si la fragmentación interna continúa, Morena podría enfrentar serios problemas en la operatividad electoral de cara a 2027, ya que los líderes locales podrían empezar a actuar con mayor autonomía o, en algunos casos, buscar alianzas con facciones rivales dentro del partido.
Adicionalmente, los sectores sindicales han comenzado a posicionarse en la pugna interna, algunos respaldando a Sheinbaum, mientras que otros han mantenido su lealtad a los grupos más cercanos al exmandatario. La estabilidad de Morena en estos sectores podría definir su capacidad de movilización electoral en los próximos años.
AMLO: ¿Mediador o estratega ante una crisis prolongada?
A pesar de que su mandato ha concluido, López Obrador sigue siendo una figura clave en Morena. Algunos analistas sugieren que AMLO ha optado por una estrategia de distancia calculada, permitiendo que las tensiones se resuelvan solas sin intervenir directamente. Otros consideran que su margen de maniobra se ha reducido debido a la consolidación de nuevos liderazgos dentro de Morena y que podría verse forzado a intervenir para evitar una fractura interna que ponga en riesgo su legado político.
Si la crisis se intensifica, AMLO podría decidir intervenir de manera más directa, ya sea a través de pronunciamientos o promoviendo un liderazgo de consenso. El costo político de una intervención fallida sería alto, ya que podría minar su capacidad de influencia dentro del partido.
Impacto en la agenda de la Cuarta Transformación y el Congreso
El conflicto interno ha comenzado a afectar la agenda legislativa de Morena en el Congreso. La reforma fiscal de Sheinbaum, que busca aumentar la recaudación sin afectar a los sectores más vulnerables, ha encontrado obstáculos dentro del propio partido. Los legisladores cercanos a Ricardo Monreal y al ala más tradicional del PT han mostrado reservas, argumentando que la falta de cohesión interna podría derivar en un desgaste electoral si se aprueban medidas impopulares.
Además, la incertidumbre política ha generado reacciones en los mercados. El peso registró una depreciación del 1.5% tras el anuncio de la renuncia de Rogelio Ramírez de la O y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tuvo una leve caída del 0.8%. Organismos como Moody’s y Fitch Ratings han advertido que la incertidumbre en la política fiscal podría derivar en una revisión de la calificación crediticia del país. El nuevo secretario de Hacienda, Édgar Amador Zamora, deberá enviar señales de estabilidad para evitar mayores turbulencias en los mercados y asegurar la confianza de inversionistas nacionales e internacionales.
Impacto en la imagen pública y la cobertura mediática
El incidente del Zócalo ha sido ampliamente cubierto por los medios nacionales e internacionales. El Universal y Reforma lo interpretaron como una señal de debilitamiento de Sheinbaum, mientras que La Jornada y El Financiero matizaron la situación al destacar la resiliencia de la presidenta ante la fractura interna. En redes sociales, los hashtags #SheinbaumSola y #Andy2024 se volvieron tendencia, evidenciando la polarización dentro de la militancia de Morena.
En el ámbito internacional, The New York Times y The Washington Post han abordado la situación como una prueba de la fragilidad de Morena sin AMLO al frente, lo que ha influido en la percepción de estabilidad política de México ante inversionistas y gobiernos extranjeros.
Escenarios de liderazgo rumbo a 2030 y reconfiguración del poder en Morena
El conflicto interno de Morena podría derivar en distintos escenarios rumbo a 2030:
- Consolidación de Sheinbaum, logrando recomponer alianzas y posicionándose como la líder indiscutible.
- Ascenso de un nuevo liderazgo emergente, con figuras como Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal.
- Fragmentación del partido, con facciones internas disputando la dirección de Morena y debilitando su hegemonía electoral.
Mientras Morena enfrenta una pugna interna, la oposición ha intentado capitalizar la crisis. El PAN y MC han intensificado su discurso contra Sheinbaum, subrayando su falta de control sobre el partido, mientras que el PRI ha buscado construir alianzas con sectores disidentes de Morena.
Conclusión
El mitin del 9 de marzo fue más que un desaire protocolario; representa una fractura dentro del partido y una alerta de que la sucesión presidencial de 2030 ha comenzado de manera anticipada. La pugna interna en Morena no solo definirá el rumbo del partido en los próximos años, sino que también determinará si Sheinbaum puede consolidar su liderazgo o si la fragmentación interna debilita su capacidad de gobernar.
Claudia Sheinbaum debe actuar con rapidez y firmeza si quiere evitar que su mandato se vea debilitado por quienes pretenden usar su administración como un puente hacia el regreso de un liderazgo lopezobradorista en el futuro. Su verdadera batalla, más que contra la oposición, es al interior de su propio partido.